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Nivel 6 - Define la vida que quieres vivir

Cierra los ojos si es necesario y visualiza un estado ideal de vida para ti. ¿Cómo te imaginas que sería, en cada aspecto? ¿Dónde y cómo te gustaría vivir? ¿A qué te gustaría dedicarte, aquello que amas hacer? ¿Por qué motivos sueñas ser reconocido? ¿Con quienes quisieras compartir esa vida?

Es decir, piensa en tu vida en total plenitud. Lograrla es lograr tu estado ideal de existencia y, por tanto, cumplir tu propósito como individuo que pertenece a sistemas mayores; Es por esto que, mientras tus acciones para lograrlo cumplan con lo determinado por los instintos de tu inconsciente, esa vida es un propósito perfectamente posible de lograr. Y, por si poco fuera, literalmente hablando, no importa que tan “difícil” pudiera parecerte el llegar ahí.

Si fueras conserje y tu sueño es ser médico y lograr ir más allá, aportando un beneficio de la medicina para la humanidad, puedes llegar ahí.

Si fueras administrador de empresas, pero tu sueño es pintar inspirado en la naturaleza y ser conocido por tu arte, puedes llegar ahí.

Si fueras estudiante de arquitectura a mitad de la carrera, pero tu sueño está en aportar al medio ambiente, puedes llegar ahí.

La idea es que no importando lo lejano que pudiera parecerte el punto donde estás ahora de la vida que quieres vivir, haciendo uso de tus instintos y actuando en cumplimiento con los principios, siempre será tan sencillo como llegar del punto A al punto B.

a) De qué modo puedes lograrlo y cómo adaptarte al proceso.

Lograr llegar de tu vida actual, a la vida que sueñas vivir es igual que trazar una ruta de un punto a otro usando un sistema de navegación GPS. Siempre existe un modo de llegar, mientras respetes las normas de tránsito. Así que sin importar la distancia entre ambos puntos o lo complejo de la ruta, siempre existe un modo.

Aquí es importantísimo recalcar que tu GPS son tus instintos conscientes, esos de los que ya hablamos. Te indican dónde girar, dónde encontrarás una desviación, dónde una calle cerrada, etcétera; incluso te muestran cómo volver a la ruta si te “equivocaste” en algún giro. Asimismo, si no te encuentras atento a lo que tu GPS indica (o si ignoras que tienes uno), podrías terminar perdido creyendo que nunca vas a llegar a donde quieres porque no sabes cómo. Bajo el mismo ejemplo, las normas de tránsito serían los principios existenciales y las leyes que preservan el equilibrio, y del mismo modo en que funcionan las primeras, si faltas a alguna de ellas te harás merecedor de una sanción y de un muy probable retraso en tu camino.

Por fortuna, los elementos básicos de la fórmula para el éxito de ese camino, son sencillos:

Ama lo que hagas. Probablemente suene imposible amar todo aquello que haces. Sin embargo, esto es de lo más importante, por lo siguiente: Si encuentras un propósito, un motivo para amar aquello que haces, ámalo. Si no puedes encontrarlo, no vale la pena que lo hagas.

Este es uno de los filtros más significativos que van a cambiar tu vida y aplica para cualquier situación en la que puedas estar pensando. Por supuesto que, puede volverse “complicado” ejecutar este filtro viviendo dentro del sistema social, ya que, puede aplicarse a tareas, trabajos, personas, y cualquier cosa de la vida en general. A pesar de lo catastrófico que puede llegar a parecer, los efectos son más positivos de lo que pudieras imaginar.

Toma como ejemplo tu trabajo. Tal vez te moleste atenerte al horario, o lo que haces te parece aburrido. Sin embargo, si eres capaz de pensar el propósito al que tu trabajo obedece, ya sea alimentar a tu familia, o acumular un fondo para algo más grande como un viaje o financiar los estudios que van a mejorar tu vida, serás capaz de ser consciente de su importancia y, por tanto, la importancia de realizarlo con amor. Sin importar lo cursi que esto pueda llegar a sonar. Y el por qué es muy sencillo:

Como ya sabes, tu existencia es en sí misma una comunicación energética con todo lo que te rodea, y esta energía vibra de modos diferentes de acuerdo a distintos sentimientos. Los sentimientos que predominan en ti cuando ejecutas cualquier tarea o trabajo quedan “impresos” en la acción que realizas. De modo que, cuando ejecutas cualquier tarea o trabajo vibrando en altas frecuencias como la del amor o el agradecimiento, no sólo obtendrás mejores resultados en lo que sea que estés haciendo, sino que las recompensas serán más satisfactorias y duraderas. Por el contrario, y como es de esperarse, el vibrar en frecuencias de desagrado, de enojo, de tristeza, etcétera mientras realizas tus tareas, dará resultados de menor calidad, así como una probable ausencia de gratificación y recompensas, y en el peor de los casos, la necesidad de realizar las cosas nuevamente. Ya que esta es precisamente la lección que te muestra tu inconsciente: Ama lo que hagas, por eso las cosas “salen mal” cuando las haces sin amor.

Ahora bien, si has pensado en el motivo que te lleva a hacer lo que sea que hagas, ese fin mayor al que obedece esa tarea que te desagrada, y simplemente no sientes ni el mínimo atisbo de lograr amar lo que haces, entonces en verdad no vale la pena que lo hagas. Y la razón también es muy lógica:

Cuando algo te desagrada y aun así te obligas a hacerlo, dejas ese malestar impreso en los resultados de esa labor. Esto implica una falta a tu propósito inconsciente, ya que estás propagando una vibra energética que no propicia armonía al sistema, lo cual le causa desequilibrio. Automáticamente, al faltar a los principios del equilibrio estarías atrayendo situaciones adversas a tu vida que iniciarían un ciclo de desbalance que duraría hasta que entendieras la lección correspondiente.

Ten presente la equivalencia de intercambio: El principio existencial del opuesto complementario define que para que algo pueda existir, requiere de un elemento opuesto que lo complemente. Para fines prácticos de lograr la vida que deseas, esto implica que, si deseas obtener un gran cambio tendrás que aportar cambios de la misma magnitud. Esto es, debido a que como mencionamos muchas veces, no existe una fórmula mágica, existe una fórmula matemática, y esta es en equilibrio.

Bajo este sistema, si lo que deseas es realizar pequeños cambios a una vida que ya te resulta satisfactoria, sólo deberás cambiar pequeñas cosas para lograrlo. Y como es lógico, si deseas grandes cambios, tú mismo tendrás que aportar la energía para manifestarlos, por medio de grandes cambios.

Cabe aclarar que estos cambios siempre dependerán exclusivamente de ti, de modo que, si aún sigues pensando que las “circunstancias” deben cambiar para que puedas lograr tus metas, debes recordar lo indispensable que es el hacerte consciente de que esas “circunstancias” las estás creando tú en tu día a día, y precisamente por ello es que los cambios radican únicamente en ti.

Respecto del cómo creas las circunstancias, recuerda que al igual que una célula, como individuo generas y transmites energía. Si la energía que estás generando a través de tus pensamientos y sentimientos se encuentra en equilibrio, propagas equilibrio. Y aplica del mismo modo en todas y cada una de las frecuencias vibratorias que corresponden a cada uno de los sentimientos: Si generas amor, propagarás amor, y este estará presente a todo alrededor tuyo. Si generas ira, propagarás ira, y estarás rodeado de sistemas explosivos. Y así sucesivamente.

Por eso es importante tener consciencia de la equivalencia de intercambio: ¿Cuánto deseas? / ¿Cuánto debes aportar?

Aporta: A diferencia de lo enseñado generalmente durante la captura social, aportar al sistema no significa forzosamente “tener un empleo” para ser una parte útil y esencial de la sociedad. Es decir, que no hablamos aquí de las aportaciones al sistema que son remuneradas monetariamente.

Para poder identificar el tipo de aportación del que se trata, piensa por un momento: ¿Qué aporto a mis sistemas (Mi familia, mi pareja, mis amigos, etcétera)? Ahora, réstale a la respuesta, todo aquello que involucre algo monetario, o bienes materiales. Lo que quede, es tu aportación real a esos sistemas.

¿Por qué? Porque estamos hablando del nivel más básico de aportación: A nivel energético. Es decir, por medio de la interacción con otros individuos. Esta interacción, así como la calidad y resultados de la misma, es lo que para niveles básicos de la existencia estás aportando como individuo consciente, a los sistemas que conformas y a la vida misma.

Sin embargo, la captura social te moldea para pensar en términos materiales, en donde lo que das, debe ser medido monetariamente. Y por desgracia, esta medida de control es una de las más efectivas, ya que las motivaciones que brinda al ego son tremendas.

¿No es por ego? ¿Sin dinero no se come? Tampoco se come si tienes mucho dinero y no hay nadie que te venda comida.

Aquí hablamos de lo que generas y transmites a otros por medio de tus pensamientos y tus sentimientos, a través de tus acciones.

Tal vez ayudaste en alguna ocasión a un compañero de clase, para comprender una lección que no podía. De este modo, gracias a un sentimiento como la empatía, aportaste una mejora a la calidad de vida de otro individuo. ¿Ayudaste a alguien a cargar algo pesado? ¿Cediste tu asiento? ¿Escuchaste y diste apoyo a alguien que quería desahogar sus problemas?

Ejemplos hay cualquier cantidad. Pero esta aportación puede resumirse fácilmente así:

Que mediante acciones que tienen coherencia con tus sentimientos, mejores la condición, la calidad, la situación de vida de otro individuo.

Y no se trata de que vayas por el mundo siendo “bueno” o “bondadoso” todo el tiempo. Esos son términos que a estas alturas no puedes contemplar. Se trata de coherencia en primer lugar, de que tus acciones vayan de acuerdo a tus sentimientos (recuerda que es tu consciencia cero y no el sistema social quien determina si has faltado a tu propósito o a las normas del equilibrio). Es decir, que de nada sirve que el mundo te vea como una buena persona, si cada acción que realizas para ganar ese título “te pesa” o no es respaldada con la energía de lo que sientes.

Por fortuna, cuando prestas atención a tus instintos la empatía se da de forma natural, lo cual te lleva en forma automática a desear (genuinamente) el bienestar de otros y hacer lo que esté en tus manos para propiciarlo. Y por supuesto, mientras más aportes más te aportarán, todo tiende al equilibrio. Sin importar en qué aspecto de tu vida quieres manifestar lo que el sistema te aporta a ti como individuo ¿Reconocimiento? ¿Dinero? ¿Amor? ¿Todos? Cualquier cosa es posible, tú planeas tu vida, tú eliges el camino.

Mantén siempre alineados tus objetivos con tu propósito como individuo consciente: Es decir, que sin importar la vida que estés deseando, debes planificarla en sincronía con tu propósito como individuo. Esto es, dicho de modo resumido: Vive tu vida en equilibrio, mejórate a ti mismo, mejora todo aquello de lo que formas parte y entonces vive del modo que desees.

Puedes ser todo lo famoso que quieras, llegar a tener todo el dinero que quieras, todo el reconocimiento que quieras, incluso tal vez todo el poder, pero eso no te hará diferente a ningún otro individuo consciente en lo que respecta a tu propósito y la aplicación de los principios existenciales. De modo que, si al poseer todo aquello que alimenta el ego te olvidaras de este propósito, o comenzaras a ignorar a tus instintos, las situaciones adversas serían de cualquier modo, el resultado de esto manifestándose en tu vida.

Si bien estos elementos son esenciales para garantizar que seas capaz de crear la vida que deseas, es comprensible (por no decir lógico) que aplicarlos te pueda representar algunos “peros” al intentar adaptarlos a la vida que has construido hasta ahora. Y tal vez te resulte “difícil” decidir dejar tirada la carrera de derecho porque tu sueño es el ballet, por miles de razones que siempre serán basados en la captura social: “Sería tiempo perdido”, “Te vas a morir de hambre”, “De sueños no se vive”, y si gustas aceptar estos argumentos como verdad pues, serán verdad. Así como también es verdad que puedes quedarte toda tu vida haciendo algo que no amas y nunca te sentirás plenamente satisfecho, mucho menos feliz.

Sin embargo, no se trata de tirar toda tu vida actual al olvido. Parte de cumplir al principio de equilibrio radica precisamente en saber construir en equilibrio. Por lo que en general, para poder traer estos cambios a tu vida, te será útil apoyarte en un filtro: Ante todo aquello que desees cambiar en tu vida: Recupera y restaura, de lo contrario, retira.

De tu vida tal cual es, intenta recuperar todo aquello que puedas; todo aquello a lo que ya hayas dedicado trabajo, esfuerzo, tiempo, puede ser recuperado mediante el equilibrio para que puedas amarlo, y por medio de la energía tan benéfica de ese amor, cualquier elemento de tu vida puede ser restaurado (recuerda que no son ilusiones, es vibración energética). Después de todo, así se trate de actividades, proyectos, personas, estudios o cualquier ejemplo, si es parte de tu vida debe ser por una buena razón.

Sin embargo, si a pesar de recuperar y restaurar, algo dentro de ti te está diciendo que no puedes amar ese algo, lo más sano sería entonces, retirarlo de tu vida. Y sí, puede parecer muy drástico, puede parecer “imposible” conforme a lo que el sistema social indica. Pero de no hacerlo así, te estarías atando a situaciones de vida en las que lo que realizas, lo haces porque “debes” solamente. Eso genera desequilibrio; desequilibrio genera ausencia de felicidad, lo que irónicamente genera más desequilibrio. De este modo terminarías atascado en una espiral creciente de desbalance, que por supuesto, acarrearía a tu vida situaciones adversas en todos aspectos.

Eres tú solamente quien va a determinar construir tu propia realidad, o quedar atrapado en la que alguien más esté creando.

b) Establece tus objetivos y ordena tus prioridades.

Así como eres capaz de visualizar de forma integral la vida que deseas, debes también ser capaz de visualizar los diferentes elementos que la conforman. Esto te llevará a comprender conscientemente qué acciones requieres para que puedas lograr que esos elementos se sumen a tu vida.

Recuerda una vez más si es preciso, que las circunstancias de tu vida incluyendo las que te agradan y las que te desagradan, por las que estás agradecido y aquellas que desearías que no existieran, son todas ellas resultado de las reacciones de tu interacción energética con la vida en sí misma, atraídas a ti por medio de la específica frecuencia en que vibras.

Es por esto que resulta sumamente importante identificar los elementos que quieres sumar a tu vida, estableciendo qué acciones debes llevar a cabo para lograr cada objetivo. Pero más importante aún, es comprender la prioridad que debes asignar a cada acción para asegurarte de alcanzar esos objetivos.

Tu prioridad número uno son los cambios internos, lo cual, dicho con honestidad, tal vez sea la parte que pudiera parecerte más “complicada” durante el proceso, y la razón es simple: Toda tu vida has estado atenido a lo que el sistema social dicta como “bueno”, “real”, “posible”, y el largo etcétera que conforma todo el sistema de creencias de tu ego. Por tanto, es posible que si, por ejemplo, siempre has creído que las enfermedades son determinadas en tu vida por tu herencia genética únicamente, tal vez te cueste pensar que una razón diferente es “posible”. Ya que el arraigo de las ideas que toda la vida has defendido puede llegar a representar un obstáculo en tu camino hacia la felicidad y hacia aquello que deseas vivir.

Las posibilidades son infinitas.

Ahora bien, invitarte a creer que “todo es posible” es una idea automáticamente rechazada por el ego. En cambio, intenta hacerte consciente de una realidad probada: Las posibilidades son infinitas. Ante esta, encuentras una confirmación automática instintiva. Es decir, por instinto sabes que es verdad.

Usa esto como escudo cada vez que pienses que no es “posible” lograr lo que te propones, o cada vez que alguien te diga que lo que deseas “no es para ti”. Esto es de vital importancia porque de este modo te libras de dudas y temores, que son justamente el antídoto para la fe.

Las circunstancias en tu vida dependen sólo de ti

Bajo cualquier contexto y cualquiera que sea el objetivo que persigas, es importantísimo hacerte consciente de esto, con el fin de ser capaz de deshacerte de otro obstáculo tremendo en el camino a la construcción de tu realidad y que (tristemente) no puede llamarse de otro modo: Pretextos.

La cultura de pretexto es una de las herramientas más usadas por y más arraigadas en el sistema social. Su funcionalidad radica justamente en el hecho de que mientras existan los pretextos, “nunca será tu culpa”. Dicho de otro modo, mientras el ego sea capaz de hallar un pretexto, nunca te permitirá responsabilizarte completamente de tu vida y, por tanto, no podrás tomar control del rumbo de esta. Y el porqué es muy sencillo: Como hemos dicho, la cultura del pretexto es sumamente funcional y altamente utilizada dentro del sistema social, porque es útil a todos los individuos sin distinción. Desde el niño cuya tarea se “comió su mascota”, hasta el trabajador de oficina que no puede asistir al trabajo el lunes por la mañana porque “se siente enfermo”, la chica que se prometió hacer ejercicio, pero al tercer día no sale a correr porque “el clima era muy frío”.

Ahora bien, tomando estos ejemplos, seguramente podrías deducir fácilmente cuál es el verdadero motivo tras cada uno, ese que realmente va entre las comillas. Es decir, cada individuo puede leer tras del pretexto de otro, el pretexto no engaña a nadie. Sin embargo, la educación social nos lleva a actuar de modo condescendiente cuando se nos da un pretexto, a cambio del “derecho” de escudarnos bajo los nuestros propios en otra ocasión sin sufrir las penalizaciones.

Sin embargo, si bien los pretextos son útiles en el sistema social para eximirnos de responsabilidades cuyas consecuencias no queremos enfrentar, para fines prácticos de tu inconsciente son perfectamente inútiles. Así de tajante como esto suena, recuerda que el inconsciente no sólo se encarga de ejecutar tu propósito y guiarte por medio de los instintos, no sólo se encarga de mantener tu cuerpo en funcionamiento continuo y automático. Tu inconsciente también es el archivo más detallado y preciso de todos, absolutamente todos los sucesos en tu vida; incluso algunos a los que ni siquiera tu parte consciente tiene acceso, porque ya los has “olvidado”. Así pues, cualquiera que sea el incumplimiento que tus “pretextos” estén cubriendo, para tu inconsciente, o consciencia cero, sigue siendo un incumplimiento a un propósito en favor del ego, lo cual debemos recordar que constituye el grado de origen de tu desequilibrio como individuo.

No niegues ni rechaces tus capacidades

Tus capacidades, tanto físicas como mentales van más allá de lo que siquiera te han permitido imaginar. En general, la mayoría de los individuos que son considerados como “sobresalientes” entre la mayoría en cualquiera de los casos, no son diferentes del resto; nuestra constitución física en su nivel más básico es siempre la misma. A pesar de esto, lo que sí sufre una variación tremenda entre individuos es el nivel que tienen de consciencia con respecto de sus capacidades.

De modo que cuando de modo consciente crees que “no eres capaz” de esto o aquello… No lo eres. Así de sencillo. Asimismo, si el sistema social te ha dicho que “no eres capaz” de algo, y tú lo creíste, tampoco lo serás.

Esto no obedece a ningún tipo de superstición, es una realidad sustentada en la influencia que tiene la energía de tus pensamientos y sentimientos en tu cuerpo, en tu vida y en la realidad misma.

Hay ejemplos en todo el mundo de individuos desafiando lo que se considera “posible” en una inimaginable cantidad de aspectos, toma los ejemplos que gustes. La gran mayoría son personas como tú, o como cualquier otro individuo; Lo que realmente ha hecho la diferencia en ellos, hablando de modo general, es la tenacidad de lograr sus objetivos; muchas veces en contra del sistema social.

Y para lograr eso sólo existe un modo:

El primero que debe creer en ti, eres tú.

Dicho de otro modo: Cuando te niegas la posibilidad de algo, rechazas la capacidad de hacer que ocurra.

Por tanto, sin importar la situación, no te niegues a creer que, bajo las circunstancias adecuadas, eres capaz de cualquier cosa.

c) Causas y consecuencias: Qué hacer para lograr qué.

Toma en cuenta cómo funciona el mundo que conoces. Analízalo cuidadosamente. Date cuenta de que cada evento (suceso o situación) presente en la actualidad, es una consecuencia causada por otro evento o suceso anterior. Y si analizas ese suceso anterior, te darás cuenta de que también es, a su vez, consecuencia de otro anterior.

De este modo serás capaz de hacerte consciente de que los eventos en tu vida no son diferentes a fichas de dominó ordenadas de modo que, al colapsar una empuja a la siguiente y así sucesivamente. Lo que quiere decir, de entrada, que tú mismo eres capaz de rastrear el origen de tu situación actual.

Bajo la misma lógica que este pensamiento sigue, una vez que has logrado el equilibrio entre ego e inconsciente, eres completamente capaz de poder diseñar el curso de esas “fichas de dominó”, hacia delante de este punto, a futuro. Dado que cada pensamiento desencadenará un sentimiento, que a su vez desencadenará una decisión y ésta a su vez una acción; Esa acción causará una interacción en la realidad y esta, a su vez, una reacción de esta realidad para tu vida.

Pensar en tus acciones como algo que tiene incidencia en la misma realidad, o mejor aún, ser consciente de que cada acción presente inicia una nueva línea de acontecimientos que se suceden uno tras otro como las fichas de dominó, es el principio para trazar un camino exitoso hacia la vida que deseas; Ya que, de este modo puedes visualizar tus objetivos como “consecuencias”, para definir después, qué cadena de eventos traerían como resultado esa “consecuencia” específica que deseas.

Si esto de pronto te parece complicado, recuerda que una vez que entras en contacto y sincronía con tu inconsciente, tus instintos se manifestarán de manera más clara y que, prestar atención a ellos siempre te facilitará las cosas cuando caigas en dudas o indecisiones respecto a qué deberías hacer para lograr qué.

Por fortuna, existen recurrencias muy bien definidas en la generalidad de la humanidad, lo cual facilita su análisis y comprensión lógica, y todas ellas se obtienen partiendo de un punto en común.

¿Te hace falta salud? Bien. El primer paso es: Deja de pensar que “estás enfermo” o que “Eres enfermizo”. Deja de pensar que “No hay nada que tú puedas hacer” (salvo tal vez, seguir las indicaciones del médico, claro); y, sobre todo, deja de pensar que “es tu herencia o tu destino estar enfermo y esa es la única realidad”. Recuerda que tus pensamientos y sentimientos tienen influencia en el funcionamiento de tu cuerpo, pero lo más importante, recuerda que el funcionamiento de este está a cargo de tu inconsciente y que el estado ideal de funcionamiento de tu cuerpo (tu salud) es resultado de un equilibrio de tu ego con este inconsciente y, por tanto, un mal funcionamiento o la ausencia de salud en general, es un síntoma de en dónde radica el desequilibrio entre las partes que conforman tu consciencia.

Y por supuesto que todos los avances en medicinas y tratamientos son de ayuda para preservar o promover la salud, nadie dice lo contrario. Sin embargo, es indispensable que la búsqueda de la salud por vías de la medicina vaya siempre acompañada de un análisis propio, una reflexión para concientizar qué está diciéndome mi inconsciente a través de este fallo en el funcionamiento de mi cuerpo. Es decir, comprender qué lección o lecciones debo aprender a través de esta experiencia. Esto es debido a que, mientras no te hagas consciente del por qué tu inconsciente autorizó o permitió ese mal funcionamiento de tu cuerpo, podrás hacer uso de medicina tradicional, alternativa o cualquier otra forma de sanación y aun así, tal vez no ser capaz de sanar. La razón es tan sencilla como lógica:

Nada ni nadie puede sanar desde fuera un padecimiento que ha sido creado dentro de ti.

De modo que si lo que deseas es salud, el primer paso inmediato es tomar consciencia de que tanto la enfermedad como su desenlace dependen de ti, que eres completamente capaz de tomar control del rumbo de tu salud. Quita de en medio excusas como “la edad”, “la herencia”, “el clima”, “la epidemia”, “los hábitos”, etcétera… Sí, excusas. El cuerpo humano tiene como ya sabes, capacidad de mantenimiento, adaptación, defensa, reparación, regeneración y mejora de sí mismo. Todos protocolos automáticos ejecutados por el inconsciente. Por simple lógica, si alguno de ellos no se está ejecutando correctamente y a consecuencia de esto enfermas, es responsabilidad del inconsciente, que actúa por medio de todas las opciones disponibles para que te hagas consciente de que estás en desequilibrio. Y como puedes adivinar, la primera y más cercana opción eres tú mismo.

Una vez hecho esto, realiza un análisis de tu vida en términos de tu propósito como individuo, ese que salvaguarda tu inconsciente. Identifica por medio de cuáles de tus acciones fallaste a ese propósito y te propiciaste un desequilibrio. Piensa en la magnitud de las consecuencias de ese desequilibrio en ti y para con otros individuos. Reconoce tus síntomas y analízalos. Te pueden resultar de mucha utilidad preguntas como ¿Cuándo comencé a sentirme enfermo y que pasaba en mi vida en ese momento? ¿Qué cambió antes de que la enfermedad apareciera? ¿Qué cambios implican en mi vida los síntomas físicos de esta enfermedad? ¿De qué manera me “afectan” estos cambios?  Y es que, estas respuestas te darán los indicios principales de qué es lo que puede estar queriendo decirte tu inconsciente por medio de esta enfermedad.

Cuando ya te has hecho consciente de tu lección y del desequilibrio causado, toma acciones y decisiones conscientes para contrarrestar ese desequilibrio. Esto, para fines prácticos del protocolo de acción de tu inconsciente, equivale a la demostración genuina por parte del ego, de que la lección ha sido aprendida. Con esto, el inconsciente retira la autorización para el mal funcionamiento, permitiendo que seas capaz de recuperar la salud.

Por último pero para nada menos importante, es el hecho de tener siempre presentes las capacidades de tu cuerpo. No las niegues ni las minimices, por el contrario, aprende a confiar en la perfección de su diseño e ingeniería. Existen cosas que son tan naturales para tu cuerpo como respirar y que, por tanto, tal vez no identificas como importantes. ¿Tienes antojos? Ese es tu cuerpo indicándote cuando requiere algo específico para su funcionamiento. ¿Tienes sueño? Tu cuerpo te pide “apagar tu consciencia”, ya sea para mantenimiento, reparaciones o cualquier otro motivo que sea requerido para su óptimo funcionamiento. Si tienes sueño, deja la tecnología y duerme. Aprende a confiar en tu cuerpo.

¿Te hace falta amor? Deja de repetirte lo “mala que es tu suerte” en el amor. Deja de pensar que todas tus parejas “te tocan iguales”, deja de creer que “nadie te quiere” o aceptar que es “tu destino” estar solo. En general, en la edad adulta los instintos marcan una tendencia a conformar un sistema de pareja y otorgarle prioridad por sobre los otros sistemas que conformas como individuo. Esto obedece a una razón muy lógica: Es instinto inconsciente crear una conexión sentimental primaria con otro individuo, que será el primer indicador (fuera de ti mismo) de las lecciones que debes aprender y de la calidad de tu interacción energética con los demás sistemas que conformas. Es decir, tu pareja se convierte (por medio de la continua interacción energética entre ambos) en tu espejo.

Tan increíble como pudiera parecerte de inicio, este hecho funciona del mismo modo a lo largo de la vida de cualquier individuo. Al inicio de la vida, el sistema primario de todo bebé es su madre; y mientras se mantenga la interacción entre madre/hijo en los primeros años de vida, ella constituirá la otra parte del sistema primario del niño (mientras sea la persona con la que más interacción existe, por supuesto, en ausencia de una madre, si el padre es quien más interactúa energéticamente con el niño, él sería su sistema primario). A medida que el niño crece, y cambia el individuo con quien más interacción energética tiene (a un mejor amigo, por ejemplo) este nuevo individuo conformará el sistema primario del niño; y así sucesivamente, mientras la edad avanza, va cambiando el sistema primario de cada uno como individuo. La recurrencia, independientemente de cuál sea el caso, es que cualesquiera de esos dos individuos que conformen un sistema primario, siempre se comportarán como un espejo mutuo.

El porqué: Mientras que la comunicación en tanto al lenguaje y a los movimientos corporales se refieren es captada de modo consciente y es presumiblemente corruptible, la comunicación o interacción energética es directa entre inconscientes y NO PUEDE ser fingida, disfrazada o falseada. Por tanto, entre los inconscientes de ambos individuos que forman el sistema sí existe una comunicación real que, además, obedece a un mismo propósito, que es tomar las acciones necesarias para lograr el equilibrio del sistema que es en sí misma esta relación sentimental.

Sin embargo, aquí debemos volver al principio en el cual, si un individuo no está en equilibrio, no puede pertenecer a sistemas en equilibrio. Por este motivo, si tú fueras el individuo en desequilibrio, tu propio inconsciente, por medio de su interacción energética con el inconsciente de quien conforma tu sistema primario, se encargará de mostrarte en dónde está ese desequilibrio en ti como individuo.

¿Cómo te lo muestra? Reflejando ese desequilibrio en tu pareja. Así de simple. Lo que más te molesta, lo que más temes, incluso lo que no soportas de tu pareja, es algo que existe dentro de ti, que te genera un desequilibrio como individuo. Asimismo, lo que más amas, y admiras y agradeces de tu pareja, son factores que existen dentro de ti y que propician tu equilibrio.

En cuanto al porqué tu inconsciente te guía instintivamente a que, en la edad adulta tu sistema primario sea tu pareja, pues… Recuerda que todo se trata de lógica. Mientras prácticamente cualquier persona podría ser quien conforme tu sistema primario, toma en cuenta que el inconsciente tiende a crear sistemas funcionales y estables, de modo que como el sistema primario cumple la función de ser reflejo, lección y aprendizaje para cada individuo, lo más lógico es que el sistema primario con mayor posibilidad de ser estable, sea conformado con alguien que (teóricamente) tiene más posibilidades de acompañarte por el resto de tu vida.

De modo que si lo que buscas es amor, ocúpate de buscar el equilibrio necesario para poder amarte a ti mismo, porque sin equilibrio no podrás encontrar ese amor por ti. Mientras no lo hagas, quien quiera que fuere tu pareja, ya sea ahora, o en el futuro, tampoco será la clave que te traerá felicidad, ni todos los beneficios que una relación en genuino amor y equilibrio podría aportar a tu vida.

Sé tú todo aquello que deseas en tu pareja, ya que lo que esta te muestre será exactamente tu reflejo. Y, finalmente: El sistema se conforma gracias a la interacción energética de dos vías; de modo que, debes ser muy consciente de qué tipo de energía estás aportando a este sistema.

¿Te hace falta dinero? Antes de permitir a tu ego pronunciarse con un definitivo y rotundo ¡Sí! Replantea: ¿Para qué te hace falta dinero?

Independientemente de que “el dinero lo compre todo”, aquello que quieras comprar, lo que sea, obedece a motivos diferentes: Comprar comida obedece a un instinto básico de mantenimiento del cuerpo; Comprar comida altamente costosa, obedece más a la satisfacción del ego que al propósito de obtener alimento. Del mismo modo, comprar un auto obedece a un instinto de adaptación cuando tu estilo de vida requiere que recorras grandes distancias; Comprar un auto altamente costoso obedece más a la satisfacción del ego, que a escuchar a ese instinto de adaptación. ¿Ejemplos como estos? Todos los que puedas imaginar.

Dicho esto, es necesario clarificar que como se ha mencionado antes, el dinero es la materialización (la traducción en el sistema social en el que vivimos) de la recompensa por aportar mediante cualquier vía, una mejora a la vida de otros individuos, y con esto, al sistema/humanidad, en general. Es por esta razón, que la vía más común en el sistema social para tener dinero es “obtener un trabajo”, para que a cambio te paguen con dinero. Y también por esta razón es que la mayoría tiende a creer que “de sueños no se vive” y existe una angustia generalizada ante la idea del “desempleo” en términos de lo que al sistema social le concierne.

Irónicamente, es el mismo sistema el que causa normalmente este desequilibrio por medio de su adoctrinamiento: Bajo el temor de no poder vivir a costa de tus sueños, y bajo la presión social para generar tu propio dinero, en la mayoría de los casos optarías por “conformarte” con cualquier empleo, aunque no sea haciendo aquello que amas y que te hace sentirte realizado. Como consecuencia de esto, realizas aquello que te es requerido, porque “debes de”, pero, sin amor (por más cursi que pudiera parecer). De este modo, aquello que hagas no será una aportación energética benéfica (aquella que el inconsciente toma en cuenta). Así que, aunque cumplas con las labores que tu empleo te requiere, tu inconsciente no cuenta aportación energética alguna al sistema al que perteneces. Sin embargo, como es esperado recibes una paga a cambio y de entrada, eso genera un desequilibrio en términos de lo que implican las prioridades del inconsciente. Bajo este desequilibrio, la consecuencia es que ninguna cantidad de dinero te será suficiente, independientemente de lo buena que pudiera llegar a ser tu paga.

¿Por qué? Cuando no eres capaz de amar aquello que haces, no aportas beneficio al sistema, de modo que no obtienes del sistema reconocimiento y gratitud de los demás individuos. Esto lo tiene bien presente el inconsciente, pero al ego suele no importarle, tiene suficiente con el aparente reconocimiento que recibe del sistema social gracias al dinero precisamente. De este modo, el desequilibrio se vuelve más grande, ya que el ego hará todo lo posible por continuar recibiendo ese aparente reconocimiento social, con el cual intenta callar a los instintos, que te impulsan a buscar reconocimiento y agradecimiento genuinos energéticamente.

Así que si lo que buscas es dinero, aporta al sistema aquello que puedas realizar con amor, la recompensa de tu aportación energética bajo este esquema, no sólo se materializará en dinero, sino en la recompensa genuina que tu inconsciente tomará en cuenta. Esto quiere decir que tu aportación al sistema se dará en el equilibrio que tu propósito como individuo requiere, lo que es la garantía de que las recompensas que esperas llegarán a ti, por el simple hecho de estar cumpliendo con ese propósito.

Si te parece increíble, si te parece como otra fórmula basada en la “magia de la amistad”, piensa con detenimiento y con un punto de vista lógico. La existencia misma es energía expresándose de todos los modos posibles, y aquí no hablamos de otra cosa más que de cumplir con los principios de actuación de la energía mediante circuitos exitosos para transmitirla. ¿Parece difícil? o ¿Suena complicado?

“Haz las cosas bien y te irá bien, haz las cosas mejor y te irá mejor”

Toma eso que te apasiona, que amas, mejóralo para aportar a otros y muéstralo al mundo. Beneficia a tantas personas como puedas haciendo lo que amas y serás gratificado en cantidades que no eres capaz de imaginar. Esto es trascendencia, y sus recompensas abarcan la plenitud en tu vida, tanto de modo interno como individuo como de modo externo con la vida que deseas.

¿Y traducido al sistema social? El éxito genuino, el reconocimiento sincero, y el dinero que sí te va a alcanzar para cualquier cosa que desees.

¿Te hace falta algo más? Aquello que deseas en tu vida, o bien la vida que deseas vivir, es una combinación única de eventos y circunstancias, tan específica y rica en detalles como lo es la vida que has llevado hasta ahora. Simplemente recuerda:

Cada circunstancia, cada evento futuro es la consecuencia de una causa; de una acción actual por parte tuya.

Mientras seas capaz de tomar consciencia de esto, serás capaz de acomodar las fichas de dominó en el patrón y dirección que tu prefieras, calcular cada meta como una consecuencia y deducir la causa, o lo que debes hacer tú para propiciarlo.

 

Conoces los principios, conoces tus instintos, conoces tu propósito, conoces tus capacidades, sabes que las posibilidades son infinitas. Tienes dentro de ti todo lo necesario para crear tu realidad.

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