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Nivel 4 - Encontrando tu versión ideal

Claro que mucho se ha escuchado acerca de este término, o bien de “la mejor versión de ti”. Pero ¿A qué se refiere esto exactamente?

Si lo piensas un poco, la mejor versión de ti es aquella que vive en armonía, satisfecho con su vida, aportando a su sistema, en resumidas cuentas, en equilibrio y, por lo tanto, feliz.

Sin embargo, el llegar a ese equilibrio, llegar a la versión ideal de ti y de tu vida, requiere que seas capaz de reconocerte debajo de todo lo que ya te han enseñado sobre ti mismo, ya que este equilibrio depende en primer lugar de que seas capaz de lograr una sincronización entre tu ego y tu inconsciente. Es decir, un balance entre los objetivos de los dos sistemas que conforman tu consciencia (consciencia cero y consciencia primaria); Y para esto es necesario que sepas identificar en tu vida de modo consciente, el protocolo que sigue o el modo en que opera la consciencia cero o inconsciente, y cómo se manifiesta en tu vida diaria.

a) Leyendo los instructivos, moderando los bandos

Tal vez de inicio puedas pensar que intentar adaptarte a vivir como una consciencia en equilibrio puede requerir tanta fuerza de voluntad como seguir una dieta al pie de la letra. Sin embargo, es todo lo contrario; De hecho, es el modo más natural y libre de vivir una vez que tomas consciencia de ello. Y cuando hablamos de leer los instructivos no nos referimos a consultar tomos enteros de información escrita por alguien más. Nos referimos a prestar atención a tus instintos.

Aquí es donde es preciso analizar los instintos que ya hemos mencionado, su comportamiento y hacia dónde nos orientan, para que seas capaz de darte cuenta que esto es más allá de fantasía o especulación, un protocolo de actuación medible (similar a la ejecución de un programa automático en una computadora).

El instinto de supervivencia el más básico de todos, y su propósito es tan simple como complejo: Mantenerte con vida, más aún, a pesar de situaciones difíciles o de adversidad. De modo que, por medio de este instinto el inconsciente se encarga desde tus procesos físicos más básicos, hasta levantarte a pesar del dolor de una caída (ya sea física o sentimental).

La evidencia tangible de este instinto en tu vida: ¿Respiras aun cuando duermes y tu consciencia primaria (ego) está “apagada”? Ese es tu inconsciente actuando para mantenerte vivo, de ahí en más, todo son pruebas del mismo punto.

Las pruebas de la presencia de este instinto manifestándose activamente en la consciencia primaria o ego, son cualidades de la personalidad tales como: Tenacidad, resiliencia, fuerza de voluntad, valor o valentía.

¿Alguna vez has vuelto a intentar a pesar de haber fallado? Ese también es tu instinto de supervivencia impidiendo que simplemente te rindas.

Ahora bien, la pregunta importante es tal vez también la más antigua de todas: ¿Para qué? ¿Con qué propósito está diseñada la consciencia cero para mantenerte con vida? Y bueno la respuesta es tan profunda como lo es superficial: Para que cumplas con tu propósito como un individuo. Y para poder comprender esto es necesario que olvides por un momento tu concepto de individuo/humano solamente, para recordar que todos los “individuos” o unidades en todo lo que existe, forman parte de algo mayor, de un sistema más grande; y que todos obedecen sin excepción a un mismo principio: ser una parte funcional y en equilibrio con el sistema al que pertenecen, aportando con su vida para mejorarlo. Lo cual haría al sistema en sí mismo un individuo en equilibrio que aporta una mejora al sistema mayor del cual forma parte.

Para simplificar esto volvamos a las células: Si una sola célula en tu hígado cae en desequilibrio corrompiendo este principio y “decide” actuar y reproducirse de un modo diferente al cual “debería”, es suficiente para que haya más de ellas y desarrolles un tumor, lo cual provocaría que tu hígado como órgano/unidad fallara a su propósito, lo que provocaría que el sistema digestivo fallara en efecto dominó, y con el colapso de este sistema, el sistema superior al que pertenece (que serías tú) colapse también.

Bien, pues tú como individuo, no eres distinto de una célula o cualquier otra unidad y esta es una de las leyes primarias sobre las que opera tu inconsciente.

Sin embargo, al otro lado de esta ecuación se encuentra tu consciencia primaria o ego, y lo que el mundo te ha enseñado a “entender” de tu instinto de supervivencia. De modo que mientras el propósito original de este instinto es ir más allá a pesar de las adversidades, el ego lo interpreta como una competitividad natural, ya que el sistema social te muestra a los otros individuos como estas “adversidades”, dando como resultado, que el ego en sí mismo luche con vehemencia para sobresalir del resto de los individuos, comparándose constantemente con ellos en diferentes parámetros.

Instinto de adquisición de conocimiento. El propósito de este es tan claro como su nombre lo indica. El inconsciente se manifiesta por medio de este instinto para guiarte a experimentar el mundo en el que vives, para que adquieras conocimiento de forma consciente acerca de ti mismo, de todo aquello de lo que formas parte y de las conexiones que te unen con el resto de la existencia.

La evidencia tangible de este instinto en tu vida: ¿Alguna vez te han advertido “no hagas esto porque te va a pasar aquello” y entonces vas y haces justamente “esto” y te pasa justamente “aquello”? El instinto de adquisición de conocimiento requiere que ese conocimiento adquirido sea consciente, y este se adquiere (en la gran mayoría de los casos) cuando el ego experimenta determinadas situaciones, que lo llevan a una reflexión y una conclusión. Esta conclusión sería la adquisición de conocimiento consciente que es la finalidad de este instinto.

Las pruebas de la presencia activa del instinto de experimentación (o adquisición de conocimiento) en la consciencia primaria o ego, son cualidades como: Curiosidad, cuestionamiento, creatividad, observación, osadía, inteligencia. ¿Recuerdas la curiosidad típica de los niños, quienes parecen querer saberlo todo, probarlo todo? Ese es el instinto de adquisición de conocimiento antes de ser minimizado a causa de la captura social.

Y respecto al ¿Para qué tu inconsciente posee una herramienta que tiene por objetivo guiarte en la adquisición de conocimiento? La respuesta también es más que obvia y también se encuentra a todo el rededor tuyo. Nuevamente deja de pensar en ti mismo como individuo solamente. Adquirir conocimiento y con esto, un mejor entendimiento y adaptación al mundo, es comportamiento propio de absolutamente todas las especies vivas. Cada especie como individuo (leones, delfines, elefantes, cualquiera que sea el ejemplo) evoluciona gracias a la adaptación por adquisición de conocimiento de cada uno de los individuos que conforman dicha especie. Esto debido a que, para un solo individuo sería imposible adquirir todo el conocimiento sobre la existencia por sí mismo, esta evolución o mejora general de la especie se logra gracias a la aportación de cada individuo con base en el entendimiento resultado su experimentación individual, a través de la transmisión genética o de la transmisión de este conocimiento por otros medios.

De este modo, tú como individuo que pertenece al sistema/humanidad aportas a este sistema mediante tu propia experiencia el conocimiento que adquieres, con el fin de que a la escala que fuere, tu aportación será parte de esa evolución constante del sistema al que perteneces. El por qué es sencillo: El conocimiento consciente mejora considerablemente la experiencia de vida tanto del individuo que lo adquiere, como del sistema que conforma.

Así pues, de un lado de la balanza en tu consciencia se encuentra el inconsciente que se manifiesta mediante este instinto, queriendo saber más acerca de cualquier cosa, y del otro lado está por supuesto la consciencia primaria o ego, que fue “educado” para entender que “es necesario” adquirir conocimientos previamente seleccionados que son impartidos de una forma generalizada y obligatoria en un sistema escolarizado, y que memorizarlos es suficiente para considerar satisfecho este requerimiento del sistema social.

En este método en el que los niños desde cortas edades son insertados en un sistema que les enseña lo que es “necesario” conocer y da incentivo y motivación a aquel que mejor se adapte a este sistema y memorice este conocimiento, el instinto de experimentación se ve minimizado o censurado por el sistema educativo, desaprobando los casos en los que el niño va más allá o en una dirección diferente al objetivo que el sistema impone como el “correcto”.

Instinto de adaptación: Como podrás imaginar, este instinto te aporta capacidad de adaptarte. Es un instinto que se encuentra presente tanto de manera física como a nivel consciencia, con el propósito de poder vivir de la manera más plena posible.

La evidencia tangible de este instinto en tu vida: Un ejemplo práctico. El ser humano halla su ambiente ideal para vivir en condiciones específicas: en una temperatura de entre 21 y 25°C, a una altitud de entre 1,500 y 2,000 metros sobre el nivel del mar, requiere de una alimentación balanceada al menos tres veces al día, que incluya proteínas, vitaminas, carbohidratos, minerales, grasas y fibra, dormir al menos 8 horas diarias, ingerir dos litros de agua al día, evitar los excesos y realizar ejercicio diariamente; y esto hablando únicamente del aspecto físico. De modo que, si no cumples con absolutamente todos estos requerimientos mencionados, y aun así eres un individuo funcional, ¡Eso es adaptación!

Las pruebas de la presencia activa del instinto de adaptación en el ego o consciencia primaria son cualidades como: Templanza, paciencia, serenidad, aceptación. ¿Alguna vez has tenido que “acostumbrarte” a un cierto horario que una actividad nueva te requiere? ¿Alguna vez te han cambiado los planes de última hora y aun así la pasaste bien? Esa es precisamente la capacidad que te brinda el instinto de adaptación, la de “cambiar” algo que depende completamente de ti, para que tu interacción con el resto de los individuos y con los sistemas a los que perteneces sea lo más equilibrada y estable posible.

Y bueno ¿Para qué existen instrucciones en tu inconsciente que te motivan a adaptarte? La adaptación es una parte crucial de los elementos que construyen una vida en equilibrio y por lo tanto feliz. Así como el instinto de supervivencia tiene como propósito mantenerte vivo, el de adaptación lo complementa manteniéndote vivo “de la manera más eficiente”, y esto aplica en aspectos tanto físicos como a nivel consciencia.

Por desgracia, el sistema social mediante su captura, logra tergiversar el propósito de este instinto también, ya que el ego es educado en el entendimiento de que el mundo se debe adaptar a él. De este modo, el ego se edifica en la creencia de que estar más adaptado significa nada más y nada menos que estar más cómodo, llevándolo a instalarse en un círculo de confort que le provea de los mejores resultados con el menor esfuerzo posible.

Instinto de pertenencia: Probablemente uno de los instintos más perceptibles en el ser humano y aun así un total misterio para la mayoría gracias a la controversia que crean diferentes modos de interpretarlo. El instinto de pertenencia tiene como propósito que te hagas consciente de que perteneces y formas parte de algo mayor. Una existencia, una consciencia superior que regula tu propia existencia y a la cual inevitablemente volverás cuando tu cuerpo “muera”, a quien entregas los resultados de tu vida.

La evidencia tangible de este instinto en tu vida: ¿Crees en Dios? Independientemente de si profesas o no una religión o cuál sea esta, el creer en la existencia de un ser, entidad, o consciencia superior que participa en la creación misma y regula la vida de todas las criaturas mediante reglas o normas que buscan hacerte una “mejor persona” es la prueba fehaciente de la existencia de este instinto.

Las pruebas de la presencia del instinto de pertenencia en el ego (o consciencia primaria) son cualidades como: Optimismo, esperanza, empatía, generosidad, agradecimiento. ¿Alguna vez te has sentido agradecido desde el fondo de tu ser por lo bueno en tu vida? ¿Alguna vez has sentido la tranquilidad de estar seguro de que todo estará bien aún sin tener motivos para ello? Esto, así como muchísimos otros ejemplos, son prueba de la presencia de este instinto, por medio del cual el inconsciente te guía a hacerte consciente de tu pertenencia.

En cuanto al ¿Para qué tu consciencia cero te provee con este instinto de pertenencia? A decir verdad, es muy lógico: Para que te hagas consciente de que tu vida, sí, es tuya, pero también tiene incidencia en la existencia misma y en las personas con las que convives, en la vida de quienes amas. Este instinto es el antídoto del egoísmo que crece gracias al sistema social; Te lleva a descubrir la importancia de tu aportación en la existencia y entonces eres capaz de desear y propiciar de modo sincero el bienestar general de los individuos con los que interactúas y los sistemas de los cuales formas parte.

Sin embargo, como es sencillo deducir, la captura social secuestra este instinto de pertenencia otorgándole un placebo lo suficientemente satisfactorio como la religión, que en cualquiera de sus variantes se encarga de adoctrinar bajo un mismo esquema: Perteneces a algo/alguien superior, existes bajo ciertas normas divinas, si las cumples, obtendrás gozo, si no lo haces, sufrimiento. Tan sencillo como eso, pero traducido en reglas totalitarias y subjetivas, que en muchas ocasiones terminan logrando discrepancias entre quienes profesan distintas religiones, justamente lo contrario al propósito del instinto de pertenencia, que es comprender que todos somos parte de algo más grande.

Instinto de trascendencia: Este se presenta en tu vida como la fuerza silenciosa que intenta hacer que tus acciones tengan influencia e impacto positivo más allá de tu propia vida. Es decir, que esta tenga repercusión y significado en las vidas de otros individuos y en el sistema. Por lo cual serás recompensado con agradecimiento y admiración genuinos por parte de otros individuos.

La evidencia tangible de la presencia de este instinto en tu vida (y en la de otros, si eres observador): Ese ferviente deseo infantil de ser alguien “importante” en la vida: Un científico de renombre que descubra la cura para cierta enfermedad, un deportista que sea conocido por romper récords mundiales, un policía intachable que cuide de los demás, y probablemente cientos de otras opciones que implican lo mismo. Los ejemplos de los “sueños infantiles” son el instinto de pertenencia aún intacto y siempre cumplen con la misma estructura: Aportar con la propia vida en algo que beneficie al resto y ser reconocido por ello.

Las pruebas de la presencia del instinto de trascendencia en la consciencia primaria o ego, son cualidades como: Perseverancia, entusiasmo, solidaridad, disciplina, ahínco. ¿Alguna vez has sentido la necesidad de apoyar, aportar, confortar a alguien más? Ese es precisamente el instinto de trascendencia actuando, así como esa sensación de bienestar que puedes percibir tras alguna acción que aporte a alguien y trascienda en su vida.

Y en este caso: ¿Para qué tu inconsciente cuenta con un instructivo que te guía para lograr una trascendencia? Para propiciar dos resultados: El primero es individual en tu vida, simplemente le da un lugar y un propósito a tu existencia. El segundo es la suma de la trascendencia propia de cada individuo, que a su vez propicia una mejora en la especie como individuo, y con ello, en la existencia en sí misma.

Por desgracia, este instinto también llega a ser alcanzado por la captura social, que sustituye la necesidad de trascendencia con la búsqueda de aceptación y aprobación social, es decir, fama; Que, si bien pudiera parecer que aporta a tu vida un efecto similar al buscado por el instinto inconsciente, el propósito y los medios para lograrlo no podrían ser más distintos. Mientras que el instinto real es lograr un impacto benéfico en otros para obtener reconocimiento de esta aportación, el ego es “acostumbrado” a buscar la atención de otros, sin importar si es logrado de un modo benéfico o perjudicial.

Instinto de equilibrio: Tal vez la manera más sencilla de explicar este instinto sea compararlo con “la voz de tu consciencia”, y su propósito es claro: Que tu vida cumpla con un balance entre lo que recibe y aporta a la existencia misma. Que no tomes más de lo que has dado y que no causes daño o perjuicio a otros en nombre de un beneficio individual propio.

La evidencia tangible de la presencia del instinto de equilibrio en tu vida: Ese malestar generalizado que sientes “sin razón” cuando tomas acciones que, aunque para tu ego puedan parecer justificadas, no sientes en el fondo como “correctas”. La sensación incómoda cuando presencias una injusticia o el impulso de hacer lo que consideras correcto aun cuando nadie está mirando.

Las pruebas de la presencia activa del instinto de equilibrio en el ego son cualidades como: Sentido de justicia, empatía, generosidad, altruismo. Pero más allá de esto, cuando este instinto se encuentra presente de modo consciente, da lugar a individuos sinceros, lo cual ya sabemos que puede tener sus pros y contras dentro del sistema social.

¿Para qué es necesario que tu inconsciente posea un instinto de equilibrio? Pues bien, simplemente para que tu vida cumpla con el sexto principio existencial (principio de opuestos complementarios) y con la ley matemática básica de la existencia:

Así como la energía que se manifiesta en materia se rige por la entropía, la energía que se manifiesta en consciencia se rige por el equilibrio.

Dicho de modo simple, la materia (energía en forma material) obedece leyes que tienden al caos, es un principio universal. Del mismo modo, e igualmente universal es su opuesto complementario, la consciencia (energía que da vida) obedece leyes que tienden al equilibrio, al balance. De modo que, el hecho de que seas poseedor de una consciencia te impera a vivir en el estricto apego a estas leyes, ya sea de modo voluntario, o no. Es por esta razón que tu inconsciente o consciencia cero siempre tendrá una prioridad sobre tu ego o consciencia primaria, esto garantiza al universo en sí mismo que tu existencia como individuo se de en equilibrio.

Pero, como es de suponerse, el sistema social también se ocupa de capturar el instinto de equilibrio, imponiendo desde una muy corta edad conceptos totalitarios sobre lo que es “bueno” o “malo” mediante normas de distinta índole, (legal, religiosa, social, etc.) coartando así la libertad del descubrimiento propio de que, el equilibrio es la única regla universal; ya que “bueno” y “malo” siempre serán conceptos subjetivos y por lo tanto, parciales.

De modo que, en tu vida así como en la de cualquier otro individuo, siempre hay dos fuerzas que tiran constantemente hacia direcciones a veces similares, y a veces completamente opuestas. Por un lado, tu consciencia cero con todo su protocolo de actuación que se manifiesta por medio de estos instintos para guiarte a vivir del mejor modo posible, como individuo consciente; y por el otro lado tu ego o consciencia primaria, intentando guiarte para que vivas del modo más similar posible a los demás individuos, que pienses, aprendas, trabajes, existas de un modo que es aceptado como “el correcto” porque es el modo al que la mayoría está acostumbrado.

 

Así, con estas contradicciones disputándose el curso de nuestra vida, es completamente comprensible el por qué es tan común que tantos individuos vayan persiguiendo el concepto de felicidad definido por el sistema social, mientras que en esta persecución ignoran y en ocasiones van en contra de sus instintos. De modo que, mientras tenga prioridad de acción el inconsciente, no te permitirá alcanzar tus metas adquiridas por el ego si estas van en contra de las leyes del equilibrio que te indican tus instintos. Lo cual, dicho sea de paso, crea conflictos en ti mismo, que se caracterizan por el rechazo ante la mera idea de estar solo.

b) Cuando puedes estar solo contigo, y dejar de huir

Considera las siguientes preguntas: ¿Qué porcentaje de tu vida consideras haber estado completamente solo? Y ¿Disfrutas de la soledad?

La relevancia de tus respuestas, radica en lo siguiente: Cuando te encuentras solo (dicho esto en sentido literal) tu inconsciente intenta entablar comunicación contigo, en forma de “pensamientos aleatorios”, ideas, recuerdos, imágenes, etc. Seguramente puedes recordar ocasiones en las que esto te ha ocurrido. Y en caso de que te lo estés preguntando, el para qué intenta contactarte tu inconsciente es muy sencillo: La misión de este, como ya mencionamos es guiarte para que vivas bajo las leyes universales y así, llegues a tu estado ideal de vida, al equilibrio, y con esto a la felicidad.

Para que esto ocurra, es necesario que tomes consciencia de dichas leyes, es decir, que sea tu ego o consciencia primaria quien por medio de vivencias llegue al entendimiento de estas; Y para que este proceso sea posible, la comunicación entre ambos ámbitos de tu consciencia es indispensable, ya que cuando es una comunicación exitosa, se vuelve constante y provoca una alineación gradual entre tus objetivos personales (que eliges conscientemente) y tu propósito (en el cual te guían tus instintos); De modo que cuando esta alineación es lograda, no encontrarás impedimentos para cumplir aquello que deseas.

De modo que, el cuánto disfrutes o toleres la soledad, es un indicador directo del nivel de sincronía entre tu ego y tu inconsciente. Es decir, si existe una sincronía predominante lo más seguro es que disfrutes de estar solo, independientemente de las condiciones o las actividades.

Por otro lado, si existe una asincronía entre ellos, te resultará “molesto” estar solo, ya que tu ego puede no querer “escuchar” a tu inconsciente. De modo que siempre encontrará “buenos motivos” para evadir la soledad y con ello evitar los ajustes de cuentas; Porque finalmente es eso y no otra cosa el resultado del tiempo en soledad, un ajuste de cuentas en donde no puedes aparentar, falsear ni disfrazar absolutamente nada, en donde tus acciones son medidas no después de la muerte, sino día a día, bajo parámetros y principios de existencia universales, para determinar si como ser consciente vives tu vida en equilibrio; ya que sólo de este modo serás una consciencia  individual funcional. Y es que esto es lo que se requiere para desactivar el protocolo automático del inconsciente y ser capaz de crear la realidad que deseas, usando el mismo “poder” de causa/efecto que utiliza el inconsciente para crear situaciones por medio de las cuales te hagas consciente de tu propósito con el equilibrio y tus faltas al mismo.

Y debido a que gracias a la captura social lo más común es que existan faltas a este equilibrio en la gran mayoría de (por no atrevernos a decir todos) los individuos, la soledad comúnmente nos bombardea con situaciones de las cuales nos “queremos olvidar” ya que, al ser faltas al equilibrio por parte del ego, este intentará siempre encontrar un justificante para estas, basado por supuesto en lo “enseñado” por el sistema y su captura social.

Así pues, mientras el ego evada la soledad y con esto el ajuste de cuentas pendiente, no podrá existir una sincronía real de la consciencia, lo cual propicia que un individuo no sea funcional en medida de las leyes universales de equilibrio.

¿La consecuencia? Si no eres funcional no puedes aportar funcionalidad a nada: Una familia, una pareja, un grupo de trabajo, un grupo de amistades, tus tareas, tu profesión, etc. Y esto en general, deriva en que como unidad de los sistemas a los que perteneces, contribuyas a un desequilibrio de estos, lo cual te traerá en consecuencia “problemas” y situaciones adversas creadas por tu inconsciente, para que por medio de la experiencia de estas situaciones te hagas consciente de cómo estás faltando al balance y tomes las acciones necesarias para corregirlo.

El primer paso sería, indudablemente, que propicies de modo consciente entablar esta comunicación con tu consciencia cero, prestando atención a lo que intenta mostrarte. Y por supuesto que no nos referimos a que tomes voto de aislamiento (por fortuna, la reflexión en soledad es sólo la punta del iceberg en cuanto a las posibilidades); existen infinidad de formas de propiciar voluntariamente una comunicación con el inconsciente. Y pueden ser tan diversos como: la meditación, la oración profunda, prácticas de respiración, hipnosis y técnicamente cualquier técnica o sustancia que cause un cambio en el patrón de las ondas cerebrales, propiciando un estado especial de consciencia que coexiste en el medio de ambos sistemas de consciencia: El subconsciente.

Es en este estado subconsciente que se encuentra la vía más rápida y efectiva de tomar consciencia de lo que te muestran tus instintos sobre la importancia de propiciar el equilibrio en tu vida y ser un individuo funcional creando sistemas funcionales.

c) De qué formas parte y si eres o no una parte funcional de eso

Como comentamos en un inicio, el principio existencial de dualidad implica que ningún individuo es solamente una unidad, cada individuo está conformado por sistemas y conforma a su vez, sistemas mayores y más complejos.

Dicho esto, es necesario hacerte consciente de cuáles son los sistemas a los que perteneces como individuo y qué estás aportando con tu pertenencia a estos sistemas. ¿Equilibrio? ¿Caos? ¿Beneficio? ¿Perjuicio? En resumidas cuentas ¿Tu pertenencia a esos sistemas los hace más funcionales o mejores? ¿O es lo contrario?

Para poder responder a estas cuestiones es indispensable tomar en cuenta primero, el cómo es que estos sistemas se conforman. Para estos fines es sencillo visualizarlo si tomas como ejemplo el cómo funcionan las neuronas. Cada una de ellas cumple la función de recibir, acumular y transmitir energía, y mientras más continua sea la interacción entre cierto grupo de ellas, más fuertes se vuelven sus conexiones. Del mismo modo, cada uno de nosotros integra sistemas basados en la continua interacción energética con otros individuos y sostenidos por el equilibrio del intercambio entre recepción y aportación de esta misma energía.

Así pues, la estructura que da forma a estos sistemas, no es otra cosa más que el intercambio energético, siendo la presencia del equilibrio en este intercambio lo que le da al sistema funcionabilidad, estabilidad y sustentabilidad.

Ahora bien, tal vez te estés preguntando ¿De qué modo intercambias energía con otro u otros individuos? Y la respuesta es sumamente simple: Coexistiendo con ellos. El simple hecho de que existas es una manifestación de energía, tus pensamientos y tus sentimientos son también manifestaciones de energía y la incidencia que tu existencia tiene en la realidad es en sí misma un intercambio energético con el universo; pero del mismo modo que ocurre con las neuronas, el intercambio energético más significativo se da entre individuos cuya interacción es más constante y, por ende, existen lazos sentimentales (no importando de qué tipo de sentimiento se trate). De modo que es imprescindible que seas capaz de concientizar este intercambio energético como algo tan real, tangible y demostrable como el funcionamiento de tu propio cerebro. Al hacerlo consciente, comprendes en automático los sistemas que conformas, que en general operan bajo un esquema similar: Desde antes de nacer ya formabas parte de un sistema, literalmente hablando formabas parte de tu madre, de su cuerpo y de su energía vital. Al nacer, el lazo energético con tu madre sigue siendo el sistema primario del cual formas parte.

Paulatinamente, conforme tu interacción con tus hermanos o el resto de tus familiares aumenta, se crean nuevas conexiones que conforman sistemas más grandes y complejos.

Para cuando llegas a la edad adulta, eres parte de un sistema/pareja, sistema/familia, sistema/trabajo, sistema/amigos, por decirlo de un modo muy básico. La cantidad y complejidad de los sistemas obviamente depende de cada individuo y del cómo haya manejado su vida hasta el momento, así como también el grado de equilibrio y, por ende, de estabilidad de estos sistemas.

Todo esto empieza como lo hemos dicho, con el equilibrio individual, que se da con la sincronía entre inconsciente y ego, para alinear el propósito de tu inconsciente y los objetivos de tu ego para tu vida. De este modo, al hacer uso consciente de tus instintos, creas conexiones sentimentales genuinas, que forman sistemas estables. Por otro lado, cuando existe un desequilibrio entre ambos aspectos de tu consciencia, tienes tendencia a formar parte de sistemas que en su totalidad presentan también un desequilibrio. Y no hablamos de que no tengas amigos o que te lleves mal con todo el mundo, es simplemente que, como mencionamos antes, los conflictos, problemas o situaciones adversas se encuentran presentes como muestras de este desequilibrio.

Así pues, cuando no existe un equilibrio en ti como individuo, tampoco existe un equilibrio con tus sistemas (relaciones sentimentales), lo cual se traduce en constantes situaciones que puedes identificar como problemáticas o conflictivas. No importando que tu ego diga “la culpa no es mía”, los conflictos son causados por el inconsciente como reflejo de un desequilibrio creado a causa y beneficio del ego, como una penalización que haría a este último “aprender la lección” de la consciencia cero y así, corregir el desequilibrio causado.

Por fortuna, no hace falta más que un poco de análisis sobre los conflictos presentes en tu vida, concientizar que existe una razón de orden lógico para que estén ahí, prestar atención a esos mensajes del inconsciente para desencadenar una reacción en cascada que te guía del modo más natural de vuelta al equilibrio. Siendo este el punto de partida para reacciones benéficas más grandes, debido a que como ya mencionamos, la energía vital se propaga; y si la tuya se encuentra en equilibrio, propagará equilibrio, haciendo así más funcionales los sistemas que conformas. Sucediendo exactamente lo mismo a la inversa, si tu energía vital, tu consciencia, se encuentra en desequilibrio, propagarás desequilibrio a los sistemas que conformas.

La importancia de ser un individuo funcional y en equilibrio construyendo sistemas equilibrados y estables, radica no sólo en que el resultado de esto es la felicidad como estado de vida y no solamente como un momento efímero; Más allá de esto, la importancia de este equilibrio es que, cuando actúas conscientemente bajo los parámetros de tus instintos te liberas del “piloto automático” de la consciencia cero, y es entonces, cuando en cumplimiento con estos instintos, adquieres la verdadera capacidad de que tu energía vital vibre en una frecuencia muy distinta, escasamente conocida; La frecuencia que incide directamente en la creación de la realidad: Eres capaz de vibrar en la frecuencia de la fe.

Y es que, a pesar de que cualquiera que profese una religión pudiera asegurar que es portador de fe, este concepto va mucho más allá de lo reconocido por los diversos conjuntos de creencias.

La frecuencia en la que vibra la fe es energía creadora, esas incidencias en la realidad que se manifiestan en lo que conoces como “milagros”, eventos que van en contra de toda probabilidad y a pesar de ello, suceden. Y a pesar de que manifestar esta vibración de energía creadora es una capacidad latente en cada individuo consciente, es casi innecesario comentar lo esporádicos que parecen los milagros en comparación con la cantidad de individuos que conforman la humanidad.

Esto es a consecuencia de la misma lógica perfecta del equilibrio. Si cualquiera pudiera acceder a la fe como energía creadora, los deseos del ego de todo individuo serían manifestados, sin importar las consecuencias de estos para con otros individuos o para el sistema/humanidad en sí mismo. De modo que, con base en la misma lógica que prioriza el equilibrio por sobre cualquier consciencia individual, la capacidad de la fe sólo es despertada por individuos en equilibrio, en uso consciente de sus instintos y con el fin de manifestar algo, cualquier cosa, mientras no ponga en riesgo el estado de balance del mismo individuo, o del sistema.

Dicho esto, sólo queda confirmar el hecho de que eres perfectamente capaz de lograr cualquier cosa que desees, que sueñes, cualquier anhelo. La fórmula es sencilla y todos los elementos para aplicarla están presentes en tu vida, sólo necesitas realizar las operaciones necesarias para obtener el resultado esperado.

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